[3] En algunas ocasiones la tercera dimensión —la profundidad o grosor— es muy pequeña comparada con las otras dos, al estar destinada su composición a la observación desde un punto de vista fijo.
Es a este tipo de presentación al que algunos autores reservan en exclusiva el término diorama.
Los dioramas eran grandes murales con telas transparentes pintadas con pinturas opacas o traslúcidas, impresionaban a la gente por los diferentes paisajes, dimensiones y el efecto de tridimensionalidad que adquiría la sala.
El espectáculo duraba unos 15 minutos aproximadamente, más tarde, el escenario giraba sobre sí mismo dejando ver a los sujetos la otra parte de la pintura.
[4] El hecho de que las pinturas se movieran era toda una novedad,[5] un efecto jamás visto hasta ese entonces, que causó un gran impacto en la primera mitad del siglo XIX; por esa razón el diorama triunfó rápidamente en París, y poco después en toda Europa.
Aunque muchas de las pinturas imitaban localizaciones y paisajes reales, la similitud no era el objetivo principal.
Durante los primeros años Daguerre tuvo mucho éxito entre el público y se cree que esto le fue una gran ayuda económicamente.
En un inicio el acuerdo era vender 12 por 15 000 francos, pero la crisis del sector le obligó a bajar el precio hasta la mitad.
Primero intento añadir efectos especiales, como puertas que simulaban abrirse y cerrarse, pero no fueron suficientes para volverse a ganar el interés del público.
Al iniciarse la proyección, en la iglesia se veía la luz del día, luego la luminosidad iba bajando de intensidad hasta llegar a la noche, momento en que todas las velas se encendían e iluminaban toda la escena: los bancos y la gente que rezaba acompañados del sonido de un órgano.
En ese mismo incendio pudo salvar su otro invento, el daguerrotipo, y a partir de entonces se centró más en este, que desarrolló juntamente con Niépce.
Estos elementos ayudan a dar profundidad al diorama, que es uno de sus principales atractivos.
Esta pudiera ser la versión audiovisual del antiguo diorama, un medio que no pierde vigencia a pesar de los años.