Es un árbol bastante xerófilo (adaptado a la escasez de agua) y heliófilo (requiere abundante sol).También los incendios favorecen su propagación, puesto que por un lado el fuego hace estallar las piñas y expande las semillas y de otra las altas temperaturas favorecen la apertura de las piñas: es una planta pirófila.Se distribuye por gran parte de la región Mediterránea occidental, si bien, en la península ibérica habita el sector oriental principalmente.Soporta muy bien altas temperaturas y sequías prolongadas, aunque suele sufrir con heladas persistentes.[1] El pino carrasco es perfecto para restaurar y frenar la erosión en terrenos secos que se encuentren en las proximidades de la costa.Ha sido llevado también para utilizar su madera a África y otros continentes, donde ha entrado en competencia con la vegetación local.Pinus halepensis fue descrita por Philip Miller y publicado en The Gardeners Dictionary: .
Vista del follaje del árbol
Detalle de la corteza blanquecina de
Pinus halepensis
.