Bob Woodward
Su fama le llegó cuando ayudó a desvelar el escándalo Watergate que derivó en la dimisión del presidente Richard Nixon.Si bien aquella tarea fue realizada junto con Carl Bernstein, ambos reporteros de The Washington Post, Woodward tenía el contacto con “Garganta Profunda”.Así describió Woodward la vana réplica del extinto Richard Nixon, a su investigación periodística.[3] Por el Watergate, coescribió un par de libros; el primero fue llevado al cine con Robert Redford (en el papel de Woodward) y Dustin Hoffman (Bernstein), quienes protagonizaron Todos los hombres del Presidente.Todos hablan con Woodward como si fuera un fiscal, con mayor generosidad porque no saben lo que otros testigos le han confiado."[5] En 1987, la periodista Deborah Davis, articulista del New York Times, The Village Voice y Ramparts, publicó una segunda edición corregida y aumentada de Katharine, the Great,[6] una biografía no autorizada sobre Katharine Meyer Graham, la propietaria del Wahington Post, en la que refuerza su tesis de que Woodward tuvo nexos con la CIA que iban más allá de la relación periodística.Woodward no lo dijo pero ese grupo era la Task Force 157, una unidad ultrasecreta creada en 1966 bajo el nombre de Naval Field Operations Support Group (NFOSG).La unidad tenía su base en Alexandria, Virginia, y 75 operadores alrededor del mundo.[8] La periodista que tuvo la primicia, Judith Miller, se negó a revelar quién le había dado el nombre de la espía; pasó por ello 85 días presa y debió renunciar a The New York Times.[10] Se presentó ante el fiscal Patrick Fitzgerald pero aseguró que no fue Libby quien le había hablado de Plame.[18] Los Comandantes Es un reportaje periodístico sobre los hombres que tenían en sus manos el poder real de decisión militar en los EE. UU.Si los precitados son quienes, junto con el presidente Bush (p), se llevan la mayor cantidad de menciones, no le van muy a la saga los ‘villanos’ extranjeros: Manuel Noriega; el sultán Bandar bin y Saddam Hussein.Traza perfiles de su gente más cercana: su esposa Hillary; el vicepresidente Al Gore; el secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen y su equipo.En esta historia descrita desde el interior de una Casa Blanca desarticulada por la guerra, Woodward devela, entre otros asuntos, que el consejero al que Bush más consultó es el antiguo Secretario de Estado Henry Kissinger quien, obsesionado todavía por la derrota en Vietnam, emergía como una voz tan potente como oculta.Quien gobierna es el complejo militar-industrial, es decir el Pentágono y las grandes empresas productoras de armamento, a cuyo directorio suelen ingresar no pocos jefes militares estadounidenses cuando se retiran.[19] El libro -editado en el primer año de gobierno- aborda las amenazas a las que se enfrentaba el presidente: Afganistán, Paquistán y los ataques cibernéticos.[21] Esto llevó al comentarista Carlos Alberto Montaner a opinar que: "Donald Trump esta promocionando el libro de Woodward",[22] aunque otros analistas mostraron preocupación por el contenido del libro.A su salida, éste aseguraba que Trump había entendido las explicaciones como “un alumno de quinto o sexto grado”.Tras un ataque químico contra civiles del líder sirio, el presidente americano pidió asesinarle: “¡Vamos a matarlo!