El Référendum d'iniciative Citoyenne (abreviado RIC ) es el nombre que se da en Francia a la propuesta de enmienda constitucional para permitir la consulta a la ciudadanía mediante referéndum sobre la propuesta o derogación de leyes, la revocación de mandatos políticos y la enmienda constitucional. [2]
El proceso propuesto es un mecanismo de democracia directa que permite a los ciudadanos solicitar un referéndum sin necesidad del consentimiento del parlamento o del presidente. Referéndums similares se utilizan en unos cuarenta países más, entre ellos Italia , Suiza , Taiwán , Venezuela , Nueva Zelanda y el estado de Oregón , en Estados Unidos .
En su Manifiesto al servicio del personalismo (1936), Emmanuel Mounier propuso que los referendos de iniciativa popular contrarrestaban la voluntad parlamentaria en los períodos entre elecciones. En 1981, la idea formó parte de la plataforma de dos candidatos presidenciales de izquierda: Huguette Bouchardeau (Partido Socialista Unido) y Brice Lalonde . En 1983, Charles Pasqua (RPR) presentó un proyecto de ley en el Senado. En 1987, Yvan Blot (RPR) presentó uno en la Cámara Baja para permitir los referendos de iniciativa popular. [3] La medida también ha sido defendida desde la década de 1990 por Yvan Bachaud , un dentista , [4] que acuñó el acrónimo "RIC" y presentó candidatos sin éxito en numerosas elecciones. Posteriormente, fue retomada por Étienne Chouard en la década de 2000. [4] [5]
Durante las elecciones presidenciales francesas de 2022 , el candidato Jean Lassalle se comprometió ante notario a implementar la RIC en materia constitucional si era elegido. [6]
Los referendos de iniciativa ciudadana en todo el mundo se basan en peticiones. Para que surtan efecto, deben reunir un número suficiente de firmas en un plazo determinado. En Francia se proponen estos cuatro tipos de referendos populares: legislativo (proponer una ley), abrogatorio (derogar una ley), revocatorio (revocar el mandato de un político en ejercicio) y de enmienda constitucional.
En Francia, los chalecos amarillos proponen que estos referendos se apliquen a cuatro tipos de procedimientos: [1]
Las modalidades de realización de este tipo de referéndum varían considerablemente de un país a otro. En Taiwán, por ejemplo, las firmas del 0,01 y luego del 1,5% de la población registrada en el censo electoral, recogidas en un período de seis meses, permiten convocar un referéndum sobre un proyecto de ley. El resultado, si es positivo, debe alcanzar un quórum del 25% de los miembros registrados para ser jurídicamente vinculante. [7] [8] [9] En cambio, en Nueva Zelanda, se requieren las firmas del 10% de los inscritos en el plazo de un año, y el resultado no es jurídicamente vinculante. [10]
Poder oponerse a la entrada en vigor de una nueva ley es una posibilidad existente en varios países, entre ellos Italia , Eslovenia , Uruguay , Taiwán , Suiza o Liechtenstein . En estos dos últimos se conoce como referéndum facultativo .
Este procedimiento existe en muy pocos países a nivel nacional: a nivel local, en algunos estados de los Estados Unidos así como en varios países de las Américas, incluido Perú, donde se ha vuelto común. A nivel nacional, solo Ecuador y Venezuela lo permiten contra el Jefe de Estado mediante una iniciativa popular. En Venezuela, una consulta solo puede realizarse una vez transcurrida la mitad del mandato presidencial, requiere las firmas del 20% de los inscritos y se valida mediante referéndum solo por un número superior de votos de revocación al obtenido por el presidente durante su elección, siempre que se alcance también un quórum del 25% de los votos. En Ecuador , se requieren las firmas del 15% de los inscritos dentro de los seis meses. Es suficiente una mayoría absoluta de los votantes, pero no puede organizarse durante el primer o último año del representante electo. En ambos casos, solo puede organizarse una vez por mandato. [11]
La importancia de un cambio constitucional hace que pocos países permitan que éste tenga un origen popular o lo sometan a condiciones más estrictas. En Uruguay , la recolección de firmas del diez por ciento de los electores registrados permite la celebración de un referéndum de este tipo, pero sólo es válido si el voto por el "sí" recibe una mayoría absoluta y al menos el 35 por ciento del total de los electores registrados, lo que implica una participación de al menos el 70 por ciento. En 2004, los uruguayos utilizaron este mecanismo para consagrar el derecho al agua y al saneamiento en sus constituciones. [13] [14]
Para los partidarios del referéndum revocatorio , si los funcionarios electos son revocables, ya no podrán traicionar sus promesas de campaña con impunidad, lo que también podría reducir la abstención . [11]
Algunas personalidades critican el principio mismo de los referendos de derogación o revocación, considerando que representan un peligro de inestabilidad o de parálisis y que, por lo tanto, obstaculizarían la libertad de acción de los representantes electos al imponerles un mandato imperativo que, sin embargo, es contrario al principio del artículo 27 de la Constitución de la V República Francesa. [11] Algunos critican estas propuestas como « poujadismo » o como demagogia . [15]