En la época previa al accidente del transbordador espacial Challenger la tripulación de los transbordadores no vestía trajes espaciales durante el vuelo, lo que planteaba el problema de cómo trasladarlos de un transbordador a otro en caso de necesidad.
Cada PRE estaba construido con tres capas externas: un recubrimiento interior de uretano, una capa intermedia de kevlar y una capa externa blanca de protección térmica.
Los astronautas se introducirían en la esfera y se pondrían en posición fetal, cerrarían la esfera y serían llevados al transbordador de rescate por un astronauta en traje espacial.
El PRE tenía una pequeña ventana para evitar la privación sensorial total del tripulante.
El vehículo nunca llegó a usarse.