Anton Mussert

Después de la Segunda Guerra Mundial fue capturado por los aliados, juzgado y fusilado por traición.

Personaje y político carismático, desde el principio se convirtió en el líder del NSB y uno de los políticos holandeses más conocidos de los años 30.

En ese momento, Mussert esperaba que las nuevas autoridades alemanas le pusieran a la cabeza de un estado neerlandés independiente, pero la administración del país es asumida por el dirigente nazi austriaco Arthur Seyss-Inquart, quien purga a la burocracia holandesa de potenciales opositores al nazismo e instala el aparato de represión política nazi en Países Bajos, colocando a funcionarios germanos en los puestos claves de la administración pública y negando -en los hechos- cualquier oportunidad de constituir un "gobierno títere" neerlandés nativo.

Por ello, al ser Mussert el líder del único partido permitido, esto le convierte en el personaje principal de la política de los Países Bajos, laborando activamente para beneficiar el esfuerzo de guerra alemán y forzar a sus compatriotas a hacer lo propio.

No será la única acción pro-nazi de Mussert, si bien cuando se produjo el Ataque alemán a la Unión Soviética junto con el NSB formuló un llamamiento de voluntarios para acudir al Frente del Este en socorro de Alemania, mientras que las milicias del NSB apoyaban a la Gestapo nazi en la persecución contra la Resistencia holandesa y la numerosa comunidad judía.