El antisemitismo moderno se diferenciaba del odio clásico hacia los judíos en que no tenía una base religiosa, sino presuntamente racial.
Por otro lado, el nacionalismo suponía el Estado nación, es decir, la homogeneidad cultural y lingüística de su población.
Los nacionalistas alemanes no habían logrado establecer una línea divisoria clara entre judíos y no judíos; había en Alemania numerosas personas y familias notables descendientes de judíos conversos que no tenían ya ninguna relación con la cultura judía, así como numerosas familias mixtas y sus descendientes.
En este sentido, la primera preocupación de los nazis fue crear un criterio en el que basar la posterior segregación.
La definición finalmente adoptada fue la siguiente: Los michlinge de uno u otro grado abundaban en Alemania y a menudo lograban ocultar su condición.