Richard comenzó a jugar profesionalmente al hockey sobre hielo en 1942, con los Canadiens de Montréal.
Lo hizo en honor a su primer hijo, Huguette, que pesó 9 libras (4,08 kg) al nacer.
Pudo hacerlo porque, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de Canadá denegó su ingreso en tres ocasiones; dos como soldado raso (por diversas lesiones) y una como mecánico, por no poseer titulación a pesar de que trabajó en ello desde los dieciséis años.
Durante esos años desarrolló una fuerte rivalidad con otros jugadores, como Gordie Howe de los Detroit Red Wings.
En 1952, durante un partido contra Boston Bruins, logró reponerse de una fuerte entrada de un defensa que lo dejó inconsciente, y consiguió anotar el gol que dio la victoria a los Canadiens con sus facultades todavía mermadas.
Tan solo un mes después, los Canadiens retiraron el dorsal #9 en honor a su jugador, y en 1961 ingresó en el Salón de la Fama del Hockey.
Maurice Richard recibió la ovación del público más larga de la noche, la cual duró dieciséis minutos.
[3] El portero Jacques Plante lo declaró uno de los apodos más apropiados para un atleta, notando la feroz intensidad que a menudo se mostraba en los ojos de Richard y comparándolo con "el resplandor rojo del cohete" al que se hace referencia en "The Star-Spangled Banner".
Cuando venía volando hacia ti con el disco en su stick, sus ojos estaban todos iluminados, destellando y brillando como una máquina de pinball.
[3] Era conocido por lanzarse hacia la red desde la línea azul y era igualmente hábil para anotar con su derecha o su revés.