A Lisa, por su parte, unas niñas le habían robado sus zapatos ortopédicos, burlándose de ella por tener piojos.
En la casa todo estaba sucio y desordenado, ya que Marge había dejado las tareas hogareñas para cuando volviese del spa.
Bart y Lisa odian su nueva vida, pero Maggie disfruta estando allí, ya que le agrada la atención de los Flanders.
Cuando Ned descubre, un día, que los niños no estaban bautizados, se desmaya y decide darles él mismo un bautismo de emergencia.
La bebé, al verla, corre hacia ella, se abrazan y la familia unida vuelve a casa.