Buonamico Buffalmacco
Vasari dedica a Buonamico Buffalmacco un parágrafo de su Le Vite; de esta fuente se deduce que se trata del mismo pintor de quien habla Boccaccio en su célebre novela Decamerón (jornada VIII, novela III) en la cual se narra como «Calandrino, Bruno y Buffalmaco van por el río Mugnone buscando la piedra mágica heliotropo», y de quien habla también, siempre a propósito del rico anecdotario burlesco, Franco Sacchetti en sus Trescientas Novelas.Como exordio, Vasari afirma que: A pesar de que Vasari se extiende sobre las anécdotas burlescas, también tiene lugar para dar noticia de la fama del pintor, con referencias a su actividad no sólo en Florencia, sino también en Bolonia, Asís, Arezzo y Pisa.Los frescos desprenden una fuerza expresiva popular, dotada de una genuina rudeza, que indujo a Roberto Longhi a ver la obra de algún maestro padiano, poco informado de las más elegantes costumbres pictóricas florentinas.Una vez arrancados, los frescos, dejaron al descubierto una gran cantidad de sinopias, sugerentes dibujos preparatorios hechos con ocre rosa sobre yeso.Estas obras que dan fe de la calidad del dibujo de Buffalmacco se conservan en el Museo delle Sinopie di Pisa.