En 1940, Annie Fischer huyó de la persecución nazi y se refugió con su esposo en Suecia,[2] regresando a Budapest en 1946, donde falleció en 1995.
Sin embargo no permitió que estos registros fueran lanzados al mercado comercial durante su vida.
[3] Sviatoslav Richter escribió sobre ella: “Annie Fischer es una gran artista, con un espíritu de grandeza y genuina profundidad en sus interpretaciones”.
En sus registros discográficos se evidencia no solamente su gran virtuosismo sino también el sentido romántico de sus ejecuciones.
Admirada también por Otto Klemperer y Maurizio Pollini se destacó en interpretaciones de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Johannes Brahms, Franz Schubert y Robert Schumann, así como de Béla Bartók.