El área que se conoce hoy como Wilmington fue encontrada por colonizadores suecos y finlandeses hacia 1638, estableciendo su emporio en Nueva Suecia.
Posteriormente, en 1664, comenzaría la colonización inglesa, y la urbe se regiría por las leyes británicas, con gran influencia de comunidades desertoras, garantizándose su estatuto municipal en 1739 por el rey Jorge II.
Los viejos emplazamientos se expandieron, y muchas industrias emergentes fueron atraídas por el corazón urbano.
Wilmington comenzó a fabricar barcos, automóviles, pólvora, calzados, carpas, uniformes, mantas y otros productos manufacturados del mismo uso.
Este movimiento fue incitado por la aparición del primer tranvía, que se instalaría en 1864 a lo largo de Delaware Avenue.
A finales del siglo XIX tuvo lugar la aparición de parques naturales.
No obstante, su historia como la principal ciudad de Delaware, su significante conurbano, y su valor independiente como un destino empresarial hacen que se la considere un pequeño pero autónomo centro poblacional del área metropolitana de Filadelfia, o como los locales prefieren llamarle, del valle Delaware.