Es el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo (véase preeclampsia).
Antiguamente se quería indicar con ello la aparición brusca de una tempestad en un cielo tranquilo.
Las convulsiones pueden evitarse mediante reposo en cama, en una habitación tranquila y oscura.
Debe vigilarse con atención el estado general de la madre, presión arterial, diuresis y la frecuencia cardíaca del feto.
El parto se puede inducir en casos graves de preclampsia, si el embarazo está entre las semanas 32 y 34.