Isaac Luria

Tras la muerte prematura del padre, el joven Isaac fue educado por su madre, que emigró a Egipto donde su hermano, Mordejai Frances, rico comerciante, se había instalado.

Luria estudió en una yeshivá bajo la dirección de David ben Salomon ibn Abi Zimra y su sucesor.

Se mostró excepcionalmente dotado, cubriendo sus necesidades gracias al comercio y los negocios.

Se interesó especialmente en las ideas del rabino Moisés Cordovero, y estudió Cábala con él hasta la muerte de este.

Sus discípulos –especialmente su sucesor, Rabí Jaim Vital- escribió todos los libros llamados hoy en día “escrituras del Arí”, dictados por este.

Av no aparece en la Biblia con su nombre babilónico, sino que lo hará en la literatura eclesiástica posterior: la Mishná y el Talmud.

Ya durante su niñez sentía el Arí que había llegado al mundo para cumplir una misión especial, para crear una revolución nunca vista.

El Arí no dejaba su habitación durante días enteros e invertía todas sus fuerzas en la misión de su vida.

Un sabio alumno que llegara de Safed en aquellos años, no era, por así decirlo, una sorprendente novedad.

Deja tus estudios y ve a conocerlo mientras tengas la oportunidad de hacerlo.

No es un pedido, Rav Jaim, ¡es una orden!” Así vi por primera vez al Sagrado Arí.

Él mismo ya alcanzó los secretos del mundo superior, y ahora siente que debe ayudar a otras personas para conseguirlo.

Se cuenta que solían reunirse diariamente antes del amanecer para escucharlo impartir cátedra.

Muchas veces se quedaban estupefactos frente a las indefinidas frases del Arí.

El intelecto es el reflejo de vuestro egoísmo, es un utensilio en manos del deseo de recibir que está impreso en ustedes”, les dijo más de una vez, “si no quitan el envoltorio exterior y se adhieren a vuestro interior, no entenderán nada del estudio del Arí”.

¿Acaso a esta hora se ha ido de aquí?”, y lo lamentó mucho el Arí, “yo deseaba entregarte algo oculto, Jaim, pero no estás aquí…”.

“No tienes asuntos en lo oculto”, le contestó el Arí y falleció, a los 38 años de edad.

Un alma que fue concebida en cinco altísimos espíritus: Abraham, Moisés, Rabí Shimón Bar Yojai, y finalmente en el Baal haSulám.

El Arí abrió una nueva era en la historia humana, y por lo tanto se lo conoce entre los cabalistas como “Mesías, hijo de José”.

“Muy a menudo me pregunto por qué llegó el sagrado Arí precisamente en mis tiempos.

Tumba de Isaac Luria.