El filólogo Ignacio Reyes traduce el antropónimo como 'rostro alegre', derivándolo de una forma primitiva zamzâm.
[3] En el relato referido se narra la llegada del marino vizcaíno Martín Ruiz de Avendaño a la isla de Lanzarote hacia 1377 tras ser arrastrada su nave por un temporal.
Los aborígenes los reciben de buen grado, auxiliándolos con víveres.
El rey Zonzamas invita al capitán europeo a quedarse en su casa —«palacio de Zonzamas»— y a compartir el lecho con su mujer, la reina Fayna, según su costumbre de hospitalidad.
De esta relación nacería la princesa Ico, cuya ascendencia extranjera daría lugar a una lucha dinástica por la jefatura de la isla.