Su voz recoge la agresividad de su pueblo natal Huanuni (Oruro), tierra minera de Bolivia que con su árida geografía le insufla a Yuri ese timbre fuerte que posteriormente va cobrando dulzura y sentimiento al hacer del fértil valle cochabambino su morada y fuente de inspiración; es ahí donde éste joven cantautor da rienda suelta a su sensibilidad de compositor y escribe las canciones que a la postre serían éxitos marcados en su andadura musical, pero es allí también donde se diseñaron las diferentes giras artísticas llevándole a escenarios importantes en los que pudo mostrar la riqueza de la música boliviana, particularmente con el grupo Proyección, que fundaría a fines del 1979.
En el año 1995 Yuri Ortuño deja el afamado Grupo Proyección para perfilarse como un cantautor solitario, con la libertad para amalgamar su canto y su obra con grandes músicos con quienes plasmaría valiosos aportes musicales, pudo compartir su canto con artistas de la talla de Eddy Navía, Grupo Sukay de U.S.A, Dexter Pérez Mejía, Grupo Antología del Perú, etc.
Sin embargo serían sus placas discográficas como solista las que le consolidan como uno de los grandes músicos folklóricos latinoamericanos, no solo en lo que a música respecta, sino como ser humano llevando un mensaje propositivo a través de sus composiciones.
Yuri Ortuño decide aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador y en gratitud a la obra que Dios hizo en su vida, Yuri graba seis discos de alabanza para ese Dios que hizo realidad el sueño de restaurar su flia.
Acompañado siempre de su actual grupo LA NUEVA PROYECCIÓN quienes desde el año 2000 son cómplices de su caminar artístico musical por varios continentes con quienes grabaron cinco discos.