El concejo está organizado territorialmente en dos parroquias, que se reparten los cinco núcleos de población: Villabre, Fojó (Fuxóu en asturiano) y Villaruiz (Villuarrí) pertenecientes a la parroquia de Villabre (Tameza); y Yernes y Vendillés (Vindías) pertenecientes a la parroquia de Yernes.
[1] De su red hidrográfica hay que decir que el concejo pertenece en su práctica totalidad a la cuenca del río Villabre, que nace en su parte meridional y atraviesa el municipio en dirección sur-norte, constituyendo un valle que se estrecha siguiendo la dirección de su curso, llegando a desembocar al río Cubia en el vecino concejo de Grado.
El clima es atlántico, templado y húmedo, siendo habituales las nevadas en las cumbres pero también un rápido deshielo.
Las partes altas presentan una abundancia de hayas, sobre todo en las zonas umbrías, pudiendo divisar alguna que otra mancha de acebos, sin olvidar a fresnos y tejos.
Entre su fauna destacan el jabalí, gato montés, lobo, ardilla, buitre, alimoche, comadreja, lirón, puercoespín, jineta, lechuza, ratonero común, tejón, liebre, zorro, venado y ocasionalmente algún oso pardo.
Invertebrados como el tritón, que localmente llaman guardafuentes y salamandras, además de abundantes mariposas.
En primavera las faldas del pico Loral y alrededores se cubren de Narcissus asturiensis, y Narcissus pseudonarcissus, el concejo alberga flora de interés, por infrecuente, ya que en él se describen desniveles que van desde los 200 metros hasta sobrepasar los 1300 metros snm.
En los primeros años del siglo XIX fueron encontradas en Fojó varios cientos de monedas romanas que debieron ser ocultadas a mitad del siglo IV después de Cristo.
Hay noticias de más hallazgos del mismo tipo, pero muy poco precisos.
Se nombró representante del rey a Juan de Grijalba, que designó los primeros regidores y les encomendó la tarea de redactar las ordenanzas y leyes del concejo.
Por último, se estableció la capital del concejo en Villabre en 1584, manteniéndose así hasta nuestros días.
Históricamente la ganadería fue la actividad económica por excelencia del concejo, debido a la gran cantidad de praderas naturales que fueron usadas como pastos.
La cabaña ganadera es sobre todo vacuna, pero a diferencia de los concejos vecinos, no especializada en leche, sino en carne, más que nada por su adaptación a las condiciones de montaña.
En lo referente a la agricultura, el concejo se caracteriza por el cultivo de patatas, hortalizas, maíz y forrajes, quedando esta labor cada vez más minimizada, al ir desapareciendo paulatinamente las tierras de labor.
Otros descubrimientos del mismo tipo, sufrieron una suerte distinta al ser destruidos todos ellos por máquinas.