Según los presentes, mantuvo la compostura, no lloró, suplicó ni opuso resistencia alguna.
Fue atado a la silla, su rostro cubierto y el sistema metálico colocado sobre su coronilla afeitada.
Le dijo al guardián que lo preparó: "Tómatelo con calma y hazlo correctamente, no tengo prisa".
[2] La primera tentativa de ejecución fracasó: Kemmler tuvo sobresaltos durante 17 segundos, pero permaneció vivo.
Durante este intervalo, se oyó gemir a Kemmler, mal quemado.