Más tarde, mientras da lecciones de ikebana en casa, la policía vuelve para pedirle a Akiko información sobre Kunisada.
Allí la somete a numerosas torturas y castigos sexuales degradantes durante días.
Mientras pesca, Kunisada se encuentra con una joven pareja: Kaoru (Terumi Azuma) y Kiyoshi (Hidetoshi Kageyama), que habían intentado suicidarse sin éxito.
El diario San Francisco Chronicle afirmó al respecto: «Es como ver un manicomio sexual».
[3] Ray Ranaletta se refirió a la cinta como «una película innovadora que se eleva por encima de una simple mentalidad geek y presenta su tema sadomasoquista en términos intransigentes, lo que obliga al espectador a lidiar con la película en una nivel racional y objetivo, mientras que al mismo tiempo se deleita en su extravagante y escandalosa sexualidad».
[4] En el libro The Scarecrow Video Movie Guide se afirma: «Es una película impactantemente graciosa, bellamente filmada y muy bien realizada por Konuma, que le imprime una calidad de ensueño a su película».