Poco después de su llegada, el piloto Jens Thomas le anuncia a la asombrada Jutta que la agencia de viajes lleva mucho tiempo sin pagar diversas tasas y que, por tanto, su avión ha sido confiscado.
Sólo queda Tristan Wenzel, que ya había recibido al grupo en el aeropuerto de Alemania.
Varnhagen compra el hotel y organiza una gran fiesta que Wenzel anuncia en la isla.
Jutta cancela el viaje a casa y regresa al hotel con los demás jóvenes tras una larga búsqueda.
Varnhagen anuncia que en el futuro dejará la dirección del hotel a su hija Bessy.