Como resultado del aprendizaje adquirido de sus maestros, su producción se desarrolló dentro de los cánones modernistas, caracterizándose sus edificios por su elegancia, ligereza y comodidad.
Puso énfasis a la utilización óptima del espacio.
Tras su regreso a Viena completó sus estudios y nuevamente salió del país para trabajar en Alemania donde llevó a cabo sus primeros proyectos, los cuales fueron desarrollados conjuntamente con Peter Feile.
En 1933 abandonó Alemania definitivamente para regresar a la capital austríaca, y allí desarrolló un proyecto para el Prater de forma conjunta con Walter Sobotka y Jacques Groag.
Loos rechazó la oferta y dio la espalda al régimen.