Virgen del Paso

En ese trayecto los peregrinos debían cruzar un río, que se encontraba con las aguas bajas por tener poco caudal.

Al hacer este cruce la capa de la virgen rozó las aguas.

Los tres días que permaneció en el pueblo la Imagen Sagrada, fueron de penitencia y de perdón, ya que los habitantes del pueblo se confesaron y tomaron la comunión.

Fe y cultura popular se mezclan en la mayor fiesta religiosa que celebran en el pequeño pueblo de Itapé, departamento del Guairá, en diciembre.

“Yo tenía 14 años cuando la imagen de la Virgen de Caacupé vino a Itapé y cruzó por ahí y demostró su poder divino”, dice el padre Severiano Nelson Vega, oriundo del lugar.

“Vine a pie, caminando 27 kilómetros, porque me encomendé a la Virgen y este año todo me fue bien”, cuenta Milciades Duarte, paraguayo radicado en San Miguel, Provincia de Buenos Aires.

Su hermano Ever Duarte, unos primos que promedian los 26 años, son parte del grupo.

La fiesta religiosa convoca a paraguayos radicados en Buenos Aires, Corrientes, Formosa y distintos lugares de la Argentina.

El que prefiere ambular a sus anchas las polvorientas calles en busca de clientes es Andrés Benítez.

Elida Ortega es caacupeña y lleva 18 años dedicada a recorrer lugares donde se celebran función patronal.

Su hijo, Oscar Daniel Cáceres, forma parte de la comitiva familiar que se traslada la noche anterior a la víspera para tomar la mejor ubicación.

Impacientes, los niños se embelesan por los caballitos de madera mientras aguardan el horario en que empieza a girar la calesita.

Otros se ilusionan con ganar algo entre los tentadores billetes de diez, veinte, cincuenta y cien mil guaraníes que rodean los números del juego de dados que invita Robustiano Rolón González.

Con extraña habilidad, el hombre de 60 años convence a los incautos que abonan 5.000 guaraníes para probar la suerte lanzando 12 dados.

Como pueden se acomodan en los alrededores para dormir en la intemperie con la misión de aguardar la tempranera misa central que el día 18 da fin a la celebración religiosa que año tras año se acrecienta en Itapé y gana notoriedad.

Considerando que muchas personas del pueblo y de otros lugares acudían al Paso, en memoria del cruce por él de la Virgen en fecha conocida, los señores Francisco Antonio Molas y Juan Esteban Alfonso Molas consultaron entre sí sobre lo que se podía hacer en este lugar para que las visitas se hicieran con mayor devoción.

De inmediato elevaron una nota al señor Cura Párroco, solicitando la realización del deseo expresado.

Así comenzó la historia de la Virgen del paso, como la denominó Monseñor Dr. Agustín Rodríguez, y con este nombre se la venera.

Se atribuyó este hecho a un milagro concedido por la Virgen, pues ya había pasado en mucho la época del viaje de los peces en cardumen.