Luego sucedieron las invasiones musulmanas en Israel, pero las oraciones del Carmelo no se interrumpieron sino que los monjes decidieron trasladarse a Europa.
También fue reconocida esta aparición por el Papa Juan XXII, que recibió una nueva aparición de la Virgen, en la que prometía sacar del purgatorio el primer sábado después de su muerte a sus devotos.
Tanta importancia dio al tema, que lo decidió con su Estado Mayor, según dice Espejo en su obra “El Paso de los Andes”.
Ya antes del siglo X, se los usaba como símbolo de unión con una orden religiosa y su espiritualidad, aun viviendo la vida corriente en medio del mundo.
Es un signo sacramental que hace presente el amor de la Virgen hacia quienes son buenos hijos de Dios, viven en su amistad, o sea gracia y cumplen su ley.
Hoy se sustituye para el uso diario por la medalla correspondiente, ambos reciben las mismas indulgencias y pueden ser usados por quienes no pertenecen a la Cofradía.
La preparación conveniente, consiste en: 1- Ser muy devotos de la Santísima Se puede ganar indulgencia plenaria: