Según la leyenda, la imagen original de la Virgen la encontró un niño llamado Lucas, (Lluc en catalán), en torno al año 1250.
Un día, tras ver una luz en la montaña, el niño encontró sobre una roca la efigie y decidió entregársela al párroco local, el cual destinó al valioso hallazgo un puesto de honor en la pequeña iglesia, pero al día siguiente la imagen había regresado allí donde el pequeño Lluch la halló, por lo que este hecho se interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y se le construyó una pequeña ermita, origen del actual monasterio.
[3] La imagen que en la actualidad se venera es una talla medieval del siglo XIV[4] realizada en piedra.
Se sabe que ésta no es la imagen original encontrada en el siglo XIII y de supuesto origen paleocristiano.
[4] La imagen actual pertenece a la estatuaria producida en España durante la segunda mitad del siglo XIV.
[4] En el año 1884 fue restaurada con motivo de su coronación pontificia, siéndole quitados los vestidos postizos que llevaba desde hacía siglos dejándola en su forma primitiva.