En 1725, por su importancia religiosa, se le dió la categoría de cabecera municipal y distrito político.
Cuando llegó el momento de que fray Jordán regresara a su lugar de origen y tenía que pagarle al humilde campesino, le regaló en recompensa una imagen de la Purísima Concepción (la cual fue tallada en España), advirtiéndole que tenía que venerarla como le había enseñado, la imagen fue colocada en el jacal del humilde campesino.
Los vecinos de Amialtepec, donde la llevó su nuevo dueño, cobraron a la imagen singular afecto visitándola con frecuencia e invocándola en sus necesidades, Sin duda aquellas peticiones fueron bien acogidas por la reina de los cielos, pues se contaban maravillas obradas por su intercesión, y tanto, que pronto la fama viajó por los pueblos circunvecinos y aún llegó a lugares distintos de donde partían devotos peregrinos para visitar el jacal de Amialtepec que guardaba la santa imagen.
Las peregrinaciones son a pie, ciclistas, antorchistas, todas muy particulares y numerosas, tan distintas entre sí pero al mismo tiempo teniendo todas en común la gran fe hacia la virgen de Juquila, y la gran solidaridad entre los peregrinos para llegar al destino que se han propuesto y prometido.
Cuatro años lo emplearon, en los primeros estudios se esforzó en no desmerecer la generosidad del buen señor, cumplió los 14 años de edad y le dijo que sabiendo el joven ya leer y escribir, tenía edad para que solo pudiera sustentarse; Cristóbal veía disipadas sus esperanzas, se resignó a su suerte, seguiría el camino que su protector le demarcase, alentado el joven indicó que tenía voluntad de seguir la carrera de la iglesia, el pensamiento fue bien acogido y Cristóbal comenzó el estudio de gramática latina y de retórica, entre la casa y el colegio estaba un templo de religiosos dominicos en que mañana y tarde entraba nuestro joven para encomendarse a Dios y rezar el rosario que nunca omitía.
En el año del noviciado, dio pruebas de santidad ejemplar en su profesión y que tomó el nombre de Jordán de Santa Catalina, no fue para él un sacrificio penoso Estudió después filosofía y parte de teología y luego se le presentó la oportunidad emprendiendo el viaje a México.
El señor Alburquerque lo trató con gran benevolencia en esta última ciudad; conoció su talento y virtudes, el acierto y prudencia de su juicio y el gran fondo de santidad que poseía; lo nombró maestro de novicios.
Su mayor anhelo era comunicar a los demás su mismo vigor, encender en ellos el fuego que lo devoraba, por lo que hace a fray Jordán sus acciones extraordinarias, no podían menos que imponer admiración a los de su tiempo, mientras fray Jordán, recorría los pueblos de la sierra ocupado asiduamente a los indios en la fe católica, se padecía una fuerte carestía de semilla por falta de agua, enseguida entró en el templo y se postró de rodillas ante el altar, su oración fue tan angustiosa que los indios lo veían con turbación, pidió las lluvias, se levantó tranquilo, celebró la santa misa y predicó prometiendo un pronto remedio a las necesidades; en efecto se desprendieron del cielo torrentes de agua que no dieron lugar a los indios para salir del templo y retirarse a sus casas.