En el Reino Unido, las grabaciones televisivas filmadas en cine se recogen a 25 fotogramas por segundo.
Cuando se inventaron las tecnologías magnetoscópicas en los años cincuenta, las cintas eran extremadamente caras, pero gracias a que podían ser reutilizadas, una misma cinta podía usarse para varias producciones, borrándose y grabándose una y otra vez.
Esto ha provocado que muy pocos de los programas producidos en vídeo en los cincuenta y sesenta hayan llegado en su forma original hasta nuestros días.
Así se copiaban habitualmente los programas para reemisiones posteriores y ventas al extranjero después de que las cintas originales hubieran sido reutilizadas.
Casi todos los programas televisivos en directo y diferido sobreviven en este formato de cine.
Dependiendo de la calidad del celuloide y del cuidado que se ha puesto en su conservación en los años posteriores a su filmación, las grabaciones cinematográficas pueden tener mucho granulado o estar sucias y llenas de arañazos.
Por lo tanto para mantener el efecto VidFIRE es imperativo que la imagen esté tan limpia y estable como sea posible.