Cuando Rumanía se convirtió en un país socialista, los clubes deportivos pasaron al control del Estado.
En 1967 el segundo equipo fue trasladado a Piteşti y se convirtió en el FC Argeș Pitești.
Partiendo de categorías regionales, en los años 1980 tuvo una trayectoria ascendente que le llevó hasta Primera División en la temporada 1984/85.
En poco tiempo se convirtió en uno de los equipos más fuertes de Rumanía, gracias a una plantilla formada por jugadores internacionales que no tenían hueco en las filas del Steaua o el Dinamo.
Durante ese tiempo hubo sospechas de que las autoridades rumanas estuvieran relacionadas con su éxito, a través de intervenciones en los traspasos, sobornos o amenazas a sus rivales.