En 1799, el Directorio le pidió que se reuniera con Napoléon Bonaparte en Egipto, donde la peste estaba arrasando el ejército.
Consiguió escapar, recorrió España y volvió a París.
Fue entonces cuando se mudó a Lyon donde su talento y su reputación le hicieron ganarse una rica clientela.
Pareció olvidar entonces sus ideas liberales, para manisfestar una devoción sin límites a la Monarquía de Julio.
No fue reelegido en 1839, y se retiró de la vida política.