Parte de la Torre de Santiago en París, atraviesa Orleans, Tours, Poitiers y Burdeos.
Cruza la frontera española por el Puerto de Roncesvalles, donde toma el nombre de Camino navarro.
Se encuentra con la via tolosana en Puente la Reina y, a partir de esa etapa, prosigue su ruta hasta Santiago de Compostela bajo el nombre de camino francés.
En el capítulo primero de su Guía del Peregrino (siglo XII), Aimery Picaud describe así la vía Turonensis: «Hay cuatro rutas que, llevando a Santiago, se reúnen en una sola en Puente la Reina, en territorio español ; [… … …], otra más pasa por San Martín de Tours, Saint-Hilaire de Poitiers, Saint-Jean-d'Angély, Saint-Eutrope de Saintes et la ciudad de Burdeos.» Reuniendo en París a los peregrinos a Santiago (o jacquets) llegados del norte y del noreste de Europa, el «gran camino de Santiago» alcanzaba, por Orléans o Chartres, el célebre santuario de Saint-Martin de Tours, que le valió el nombre de via Turonensis.
Después del Poitou, muy querido por Aimery Picaud, y las maravillas románicas de las iglesias de Saintonge, los héroes épicos retomaban vida en los sanctuarios de Burdeos, Blaye y Belin, dando a los jacquets la fuerza para afrontar la árida travesía de las Landas y las alturas del puerto de Roncesvalles, para alcanzar por fin la tierra del Apóstol Santiago, por Pamplona, al unirse al Camino francés en Puente la Reina.