El congelado de verduras permite que su almacenaje para el consumo sea más prolongado, pudiendo llegar en algunos casos hasta varios meses.
Las temperaturas a las que debe estar la verdura congelada depende en gran medida de la fase en la que se encuentre, bien sea en transporte, distribución o comercialización.
La verdura conserva sus propiedades organolépticas mejor que otros alimentos congelados.
Para frenar la actividad enzimática que suele degenerar sus propiedades, suele someterse a un escaldado previo antes de someterse al proceso de congelación.
Los estudios realizados para ver el contenido de vitamina C en verduras congelada y fresca han revelado que no hay variaciones significativas entre ambos.