Tradicionalmente es considerado un fiambre pobre ya que, a diferencia del salami, se preparaba con restos de carne grasa, como el guanciale (papada de cerdo curada y aliñada con pimienta negra).
Más recientemente, en un intento por impulsar su comercio, su calidad se ha incrementado disminuyendo el porcentaje de guanciale y sustituyéndola por cortes mejores, como cuello, espalda y jamón, haciéndolo así más magro.
En los Abruzos se añaden a veces otras especias.
La mezcla se deja secar y se cuelga en envoltorios tales como vejiga o estómago de cerdo, en tripa sintética y recientemente en envases de vidrio.
La carne se corta en trozos de tamaño no inferior a 2 cm.