Desde el principio, los Petrović-Njegoš intentaron revivir el imperio serbio medieval.
Danilo fue sucedido por Sava II de Montenegro (1735-1781) y este, cuando llevaba quince años en el poder, compartió el cargo con Vasilije, a quien cedió la responsabilidad, pues Sava era un monje más interesado en sus escritos que en la política.
Fue a la guerra contra los turcos apoyado por Rusia y finalmente se refugió en ese país, donde murió.
Consiguió que se reconociera el nombre de Montenegro, pero seguía siendo un país sin identidad.
Según Vasilije, el destino de Montenegro estaba determinado y en el próximo siglo se convertiría en una país con una entidad propia.