Vall-Llobrega

Dice la leyenda que hace mucho tiempo atrás, un domingo en que se oficiaba misa en la antigua iglesia de San Mateo (románica), se empezó a oír el berrido de una cabra salvaje, apostada cerca de la entrada que está orientada al oeste.

Los fieles que asistían al oficio estuvieron un buen rato oyendo los berridos.

Reiniciada la misa, al poco, los berridos de la cabra se volvieron a escuchar en todo el pequeño valle, esta vez con una insistencia casi sobrenatural.

El capellán, algo nervioso y molesto, salió del templo para presenciar cómo la cabra sobre sus patas traseras se elevaba hacia el cielo, aquello hizo que los asistentes, también movidos por la curiosidad salieran al exterior.

Dicen que por este motivo el escudo de armas lleva incorporada la cabra montesa.