A los catorce años, tuvo una infección por causa de una contusión sufrida en una pelea.
Pero, en el año siguiente, encontró la estabilidad en el Fluminense, club que defendió por diez años.
Todavía es considerado en las Laranjeiras el mejor de la historia en su posición, marcando casi cien goles en el Tricolor.
Asimismo, inventó la folha seca («hoja seca») —un tiro muy difícil de detener para los porteros— en 1956, en el partido contra el America do Rio: debido a una contusión que no le permitía tirar desde larga distancia de forma normal, golpeó en medio del balón, el cual se dirigió hacia arriba al inicio, pero adquirió un efecto envenenado y descendió hacia la portería rival.
Didí representó a Brasil por primera vez en el Panamericano de 1952 y disputó la Copa del Mundo en Suiza 1954.
Sin embargo, su auge llegaría cuatro años después, cuando fue considerado el mejor jugador del Mundial de 1958 en Suecia, que fue conquistado por Brasil.
A pesar del éxito en el Flu, el jugador fue transferido en 1956 al Botafogo, donde también hizo historia.
En 1965, decide jugar una temporada en México con los Tiburones Rojos de Veracruz para posteriormente retirarse.
Hizo un buen torneo con el equipo del puerto al anotar trece goles en veintinueve partidos.