Se conoce la existencia del pueblo desde el año 956, época en que poseyó un importante monasterio mixto con más de 200 monjes y monjas bajo la adoración de Santiago Apóstol, del que no queda ya nada.
Cerca de la actual iglesia de Santiago Apóstol también se encontró un pasadizo que la gente identificó con un posible paso, que, según historias y leyendas del pueblo, realizaba el recorrido desde la iglesia hasta el monasterio y la antigua casa del cura, pero nadie se atrevió a investigar, ni a introducirse por el pasadizo para ver hasta donde podía llegar.
El pasadizo fue tapado, en la medida de lo posible, y actualmente no se puede ver, aunque sigue estando ahí.
En el uso de los habitantes suele destacar Valcabado, siendo además esta la opción con más peso lógico por la situación orográfica del lugar.
Esta fiesta fue desapareciendo con el paso de los años y la ermita se fue cayendo, hasta tal punto que decidieron tirarla para vender el solar, donde actualmente hay una nave agrícola.
Durante la demolición los vecinos de los tres pueblos encontraron una sorpresa que no se esperaban, varios emparedados.
Como siempre se había dicho que la administración religiosa de la ermita pertenecía a Altobar y la Civil a Valcabado esos emparedados ahora se encuentran en el antiguo cementerio del pueblo al lado de la iglesia.
Los hombres adultos son invitados por el padre de la novia a tomar pan, chicharros en escabeche y vino.
Hoy en día estas tradiciones, que en un pasado diferenciaban claramente entre sexos, cada vez distinguen menos.
Los quintos necesitan dinero para conseguir llevar a cabo todas las actividades y para otorgar los diferentes premios.