En su nuevo país de residencia trabajó como ingeniero aeroespacial y conferencista.
Belenko llevaba consigo el manual del piloto del MiG-25 Foxbat (según el código usado por la OTAN para ese avión), cuya traducción al inglés sirvió de gran ayuda para los ingenieros aeronáuticos y pilotos estadounidenses que evaluaron y probaron las prestaciones de la aeronave.
Se sacaron conclusiones apresuradas usando modelos occidentales de apreciación , minusvalorando in toto al avión.
[cita requerida] Como suele suceder en estos casos de denominada “alta traición”, Belenko fue condenado a muerte en ausencia (in absentia).
Además, como medida colateral derivada de su deserción, se limitó la cantidad de combustible con el que podían despegar los cazas que operaban desde la isla de Sajalín, para que ningún otro piloto tuviese la autonomía suficiente como para alcanzar ese o algún otro aeropuerto extranjero ideológicamente hostil en plena Guerra Fría.
Periodistas rusos se pusieron en contacto con su esposa rusa y ella afirmó en una entrevista que Belenko nunca se puso en contacto con ella desde su deserción y nunca proporcionó manutención de los hijos.
[2] La Unión Soviética difundió repetidamente historias falsas sobre la muerte de Belenko en un accidente automovilístico, su regreso a Rusia, su arresto y ejecución o su comparecencia ante la justicia.
Su hijo Paul dijo al periódico que su padre murió tras una breve enfermedad.