La Vía del Capsacosta, denominada por los romanos Vía Annia, es un antiguo camino que sirvió desde tiempos remotos de paso y comunicación natural entre las tierras de La Plana del Ampurdán, La Garrocha, El Ripollés y El Vallespir.
Desde el siglo XVII hasta principios del XIX jugó un papel trascendente en las diversas incursiones militares francesas.
La existencia previa de restos arquitectónicos en una longitud mínima para permitir su análisis, estudio, protección y difusión ofrece una entidad única a este tramo, razón por la que es considerado como uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes del patrimonio cultural catalán.
En el interior, las piedras eran más pequeñas y de tamaño regular, aunque en su mayor parte han desaparecido.
Cuando entre 1992 y 1994 se construyeron los túneles de Capsacosta, la concesionaria, obligada a invertir el 1 por ciento en bienes culturales, reparó algunos tramos del camino.