Su madre murió siendo él un niño y después fue criado por su madrastra, que no le prestaba ninguna atención.
Desde sus 14 años trabajó manualmente, aunque ya se manifestaba su habilidad para estudiar.
Vacláv Klement pidió en 1894 un repuesto para una cicla y se lo negaron porque no hablaba alemán, sino checo.
Al principio solamente las reparaban, luego empezaron a construir sus propias bicicletas con la marca Slavia.
En los años 1909 – 1910 la fábrica de automóviles también suministraba al mercado camiones, ambulancias y coches correo.