Uno y medio contra el mundo

Al llegar a la Ciudad de México deciden trabajar y vivir juntos.

Eventualmente Lauro es aprehendido por sus delitos, y mientras lo visita en la cárcel, Chava le revela que en realidad es niña.

Años más tarde, después de que Lauro abandona la prisión, se reencuentra con la ya adulta Chava (Ofelia Medina), convertida en una hermosa mujer, y deciden siguen robando como antes, con ella disfrazada de varón.

Sin embargo, una pandilla los ve, y debido al disfraz de Chava, los confunde con una pareja homosexual, por lo que los atacan violentamente, apuñalándolos a ambos.

En Cinema of Solitude: A Critical Study of Mexican Film, 1967-1983, Charles Ramírez Berg menciona a la película junto con El albañil (1975) y El Coyote y la Bronca (1980) como ejemplos de películas de Vicente Fernández en las que «su personaje es ayudado por las mujeres, y está dispuesto a aceptarlo sin sentir que está perdiendo su virilidad», debido a que «para él, las mujeres son misteriosas pero no amenazantes, por lo que las trata como iguales, no como siervas».