La abolición del monopolio estatal sobre la educación universitaria era una aspiración histórica principalmente de la Iglesia católica, institución que había fundado las primeras universidades del país, luego expropiadas.
Un antecedente claro en este respecto es José Manuel Estrada.
Entre los profesores merecen citarse los nombres de Héctor Lafaille, Salvador Fornieles, Rómulo Etcheverry Boneo, Adrián Beccar Várela, José J. Olmedo, Emilio Lamarca, Enrique Ruiz Guiñazú, Salvador Oria, Gustavo Franceschi, Ramón Ruiz Amado y Tomás Villaverde, los tres últimos sacerdotes de reconocido prestigio."
No pudo continuar existiendo porque nunca obtuvo la validez de sus títulos por parte del gobierno argentino.
)[3] (luego denominado Instituto Católico de Cultura de Buenos Aires) que ofrecía una formación universitaria católica, paralelamente a las universidades oficiales.