Después del final de la Segunda Guerra Mundial, la depresión económica afectó a toda Europa.
[1] La situación llevó a la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE) a crear la Unión Europea de Pagos (EPU), cuyo Convenio fue firmado por todos sus miembros en París, el 7 de julio de 1950.
Esto cambió el panorama desde las operaciones bilaterales de necesidad hacia el comercio multilateral.
El EPU también obligó a la liberalización, suprimiriendo medidas discriminatorias comerciales.
El EPU fue un éxito en general duplicando los niveles de comercio durante su duración.