Sin embargo, no se puede asegurar que Poe lo haya escrito.
Aquí, nos relata como por casualidad dio con el fragmento en el que "la inspiración grabó la agonía del Dios de la Naturaleza";[3] imagen que contribuye a sugestionar tanto la imaginación del narrador que, al entrar en los dominios del sueño en la piel de un fariseo, comenzará un viaje, por las profundidades horrendas de la escena evocada.
Dicha elección no sería una temática que se repetiría demasiado en su obra y aportaría una evidencia nada favorable a quienes otorgan el relato a Poe.
Por otra parte, los argumentos fuertes a favor de que el relato es obra de Poe dejan al descubierto temáticas comunes en el escritor, ya sean las criptas, la obsesión con la muerte, la culpa y el efecto que esta tiene en la psique del personaje.
Respecto a esto último el protagonista no parece del todo alterado por su terrible acción, aún más, parece satisfecho, sin embargo, a medida que el bello paisaje descrito se transforma en un escenario apocalíptico, el personaje comprende lo terrible de sus acciones.