Alternativamente, son enormes yōkai que se les aparecen a los náufragos y pescadores.
Se cree que son los espíritus de los sacerdotes ahogados, exhiben su cabeza afeitada y por lo general parecen estar rezando.
Se dice que tiene un color gris, un torso formado por nubes y las extremidades serpentinas.
Para evitar este destino desastroso, es necesario darle un barril sin fondo.
El umibōzu es un yōkai muy conocido, a quien también se reconoce en la cultura japonesa moderna.