La zona alta de Las Torcas es el castro del Rechano, lugar en el que con toda probabilidad se asentó un primitivo Turgentium en épocas muy remotas.
Por la pista que asciende hasta "El Redondal" en el hermoso y frondoso valle descansa el Campo sagrado del Asno, donde se esconde la roca con "La huella de la Pisada del Asno", unos metros más arriba la "Peña el Asno" con la marca "del Zapatín", ya subiendo de camino al cielo aparece en un claro la famosa " Fuente de la Risa" y valle arriba coronando la cima "La peña el Hombre" y "Peña Caldera" culminan la ascensión.
Los primeros moradores del actual Turienzo se remontan a épocas prerromanas durante el periodo de los pueblos astures.
Aquí tenían además sus panteones los Castro y los Barrientos, que eran los linajes más representativos de la población en el siglo XVI.
Podemos darle igual fin a la ermita de la Vera Cruz o del Santo Cristo de Turienzo, que había sido erigida en el siglo XVI por el concejo del lugar y subsistió hasta el siglo XIX y en la que se veneraba entre otras efigies a un Ecce Homo, que por su notable antigüedad el obispo pidió en 1823 que se apartase del culto y se enterrase en dicha ermita “poniendo la columna de esta ymagen a la de la parroquia que esta sin ella” en memoria de esta ermita permanece la cruz de la plaza del Cristo.
Si la influencia del Camino de Santiago ha dejado su impronta en la localidad, lo mismo podríamos decir de la ejercida por los señoríos de Bembibre y San Pedro Castañero, administrados por los Enríquez y los Mendaña, al igual que la que gira en torno a los linajes Castro y Barrientos, que forjaron su devenir histórico y encumbraron a lo más alto a la pequeña nobleza local, a una aristocracia que extendió su dominio más allá de nuestras costas.
Turienzo sufrió en 1779 un importante incendio, en el mismo se quemaron más del 70% de las edificaciones del pueblo, por ello muchas de las casas solariegas y blasonadas que entonces había quedaron reducidas a cenizas.
La miseria y grandes dificultades se adueñaron de las gentes del lugar, teniendo éstas que pedir ayuda a otros pueblos vecinos para sobrevivir.
Turienzo esconde en sus entrañas un pasado y una larga historia digna de conocer por sus gentes.
El origen de esta asociación se remonta al año 1984, tras una charla entre amigos.
La fiesta grande de Turienzo Castañero es San Pelayo, patrón del pueblo que además da nombre a la parroquia y cuyo Santo está representado en su Pendón.
Siendo el segundo más importante del Bierzo, por antigüedad siguiendo al de Bembibre.