Al encontrarla su estado era de gravedad por lo que fue trasladada en helicóptero hasta Innsbruck donde falleció días más tarde.
Siendo hija única, sus padres quisieron homenajearla con una tumba que fue diseñada por su madre en estilo neogótico, con grandes vidrieras que permitiesen la entrada de mucha luz al recinto donde descansaba su hija, en agudo contraste con las otras construcciones existentes en el cementerio.
En el sepulcro se encuentra un retrato de la joven donde se aprecia su hermoso rostro, sus ojos azules y su intensa cabellera rubia, dicho retrato también fue realizado a modo de homenaje.
Junto a la tumba se encuentra un estrado adornado con una placa que contiene un poema en lengua italiana, compuesto por su padre, y una estatua en bronce verde realizada por Wílfredo Viladrich.
[2] Su padre, famoso coiffeur de la sociedad porteña, y su madre, sensible artista, perdieron interés en la vida después de la tragedia: ambos fallecieron unos años después.