Vāmaná fue ante el rey Balí, y pidió que se le concediera tanta tierra como pudiera abarcar en tres pasos.
Por consiguiente, dado que remueve todas las reacciones pecaminosas individuales, es también llamado jayanti ekadasi.
Tan solo oír sus glorias lo libera a uno de todos sus malos actos pasados.
Balí se apoderó de todo su reino celestial, el cual yo mismo concedí a Indra.
Inclinando sus cabezas a tierra y ofreciendo muchas plegarias sagradas de los Vedas, ellos me adoraron junto con su maestro espiritual Brijaspati.
Así pues, yo accedí a aparecer en bien de ellos, como el enano Vamaná Deva, mi quinta encarnación».
El rey Iudistira preguntó: «Señor, ¿cómo te fue posible conquistar a un demonio tan poderoso en un cuerpo de enano?
Krisna replicó: «Aunque era enano, yo era un monje-brahmana y me acerqué a Balí Majarash para solicitarle dádivas en la forma de tierra.
Dije, “Oh Balí, por favor dame tan solo tres pasos de tierra en caridad.
Ciertamente, todos los planetas del universo, incluyendo el Sol y la Luna, fueron cubiertos por mi forma gigantesca.
Ahora bien, ¿dónde colocaré mi pie para medir el tercer paso de tierra que me prometiste?”.
Oh Iudistira, yo coloqué mi pie sobre su cabeza y lo envié de camino hacia la región llamada Patalaloka.