La avidez (taṇhā) es la octava causa en los doce nidānas del principio de «origen dependiente» (llamado en sánscrito Pratītyasamutpāda y en pali, Paṭiccasamuppāda).
No obstante, cabe establecer la relación del deseo con la acción como motor para alcanzar lo que denominan como "la suprema perfección".
Todo hombre se ve impelido sin remedio a la acción por las fuerzas nacidas de la naturaleza.
La presencia del deseo en cuanto a su consumación se muestra de una forma clara en varios ejemplos de ambas religiones, como en el Bhagavad Gita y el Guhyasamaja-tantra, respectivamente: (10) Así habló el Señor de la Creación cuando hizo al hombre y al sacrificio: "Mediante el sacrificio multiplicarás y obtendrás todos tus deseos" [4]Nadie logrará obtener la perfección mediante operaciones difíciles y aburridas; pero la perfección puede obtenerse fácilmente mediante la satisfacción de todos los deseos[5].
En el propio Bhagavad Gita, las enseñanzas de Krishna no son ajenas a esta perspectiva: (30) Ofréceme todas tus acciones y asienta tu mente en el supremo [...][7]Las implicaciones de la acción no cambian en el texto.