Tricloroetileno

El tricloroetileno (TCE) es un hidrocarburo halogenado, líquido sintético, de aroma dulce, sensible a la luz, volátil e incoloro que es miscible con muchos disolventes orgánicos no polares.[1]​ El tricloroetileno se encuentra por lo general en el aire en concentración menor a 1 parte por millón (ppm).En el agua subterránea al no poderse evaporar rápidamente, permanecerá almacenada durante un largo tiempo.La degradación ocurre lentamente en el suelo o al igual que en el agua, es evaporado.La absorción oral es la segunda vía más importante después de la inhalatoria a la exposición del tricloroetileno.La absorción dérmica por exposición al vapor es insignificante, aunque el contacto directo de la piel con el líquido tricloroetileno puede absorberse.Sufre metabolismo por dos vías principales, oxidación dependiente del citocromo P450 (P450) y conjugación con glutatión (GSH).Cuantitativamente la principal vía de metabolismo del tricloroetileno es la oxidación mediante el P450 y el hígado el tejido donde más ocurre este proceso, aunque las isoformas están presentes en la mayoría de los tejidos en diferentes formas y cantidades.En cambio, los metabolitos derivados del conjugado GSH de tricloroetileno se han asociado con el riñón como órgano diana.[6]​ La mayor parte del tricloroetileno que pasa a la sangre abandonará el cuerpo rápidamente en el aliento; la mayor parte de los productos de degradación del tricloroetileno abandonan el cuerpo en la orina en unos días.Se han informado efectos neurológicos, pulmonares, renales y cardíacos en animales expuestos de forma aguda a tricloroetileno.Además, estudios realizados sobre animales han determinado un aumento de  tumores en pulmón, hígado, riñón y testículos en ratas y ratones que estaban expuestos de manera oral a tricloroetileno.[8]​ Algunos estudios en seres humanos indican que el tricloroetileno puede causar efectos sobre el desarrollo tales como abortos espontáneos, defectos congénitos del corazón, defectos del sistema nervioso y bajo peso de nacimiento Se debe limitar la exposición a agua potable contaminada.En cuanto a agua en botella, los consumidores deberían contactar al embotellador para preguntar específicamente acerca de posibles contaminantes.