Las Provincias Unidas de los Países Bajos mantenían contra España una guerra que se prolongaba desde 1568, la guerra de Flandes, en la que los holandeses luchaban por conseguir su independencia del Imperio español.
Ya anteriormente, en el transcurso de esta guerra, Inglaterra y las Provincias Unidas habían mantenido alianzas militares contra España: en junio del año anterior ambos firmaron el tratado de Londres, y en agosto de 1625 un nuevo tratado para participar conjuntamente en el ataque a Cádiz.
[2] Unidos por el interés común de sus rivalidades con España, ambos países se comprometieron a participar conjuntamente en operaciones militares, especialmente navales, ofensivas y defensivas.
Según los términos del acuerdo, en las operaciones conjuntas debería haber un barco holandés por cada cuatro ingleses; la quinta parte del botín, si lo hubiera, correspondería a los holandeses; los puertos flamencos bajo dominio español serían bloqueados por la flota holandesa, mientras que la flota inglesa haría lo propio con los puertos españoles en la península ibérica (en esta fecha España y Portugal formaban una unión personal).
La colaboración militar anglo-holandesa continuó hasta 1630, año en el que Inglaterra y España pondrían fin a sus disputas mediante el tratado de Madrid, en el que Inglaterra se comprometía a retirar su apoyo a las Provincias Unidas.