Se trata de la peor tragedia aérea en Uruguay hasta la fecha.
[1] A causa de la estrepitosa caída del helicóptero, sus álabes decapitaron a algunos civiles mientras que a varios sobrevivientes les cercenó extremidades, ya sean brazos o piernas.
Los 2 helicópteros usados en el festival el día que ocurrió la tragedia habían sido importados de segunda mano desde los Estados Unidos por las Fuerzas Armadas uruguayas.
Desde 1969 la Armada estadounidense evaluaba o bien darlos de baja o darles una nueva vida en Arizona.
La compra total de estos helicópteros fue de US$ 320.164 y su mantenimiento, cada año y medio, rondaba los US$ 550.000, una gran suma de dinero si se tiene en cuenta tanto la época en la que se realizó la compra como la antigüedad de ambas naves.